
El argumento del relato anterior no deja de ser un granito de arena, una mínima expresión de esta era tecnológica que nos invade, la que, de forma ineludible, nuestros hijos han tenido que adoptar en su momento – a veces sufragando los padres clases particulares para reforzar su aprendizaje- en la escuela y en la universidad. Hoy, ellos mismos son informáticos, ingenieros de telecomunicaciones, abogados, empresarios, comerciales; pero a todos ellos se les hace imprescindible el uso del ordenador. A los padres de todos esos niños les parecía que estos conocimientos ellos no los iban a necesitar, pero he aquí que, con el paso del tiempo y ya jubilados en la mayoría de los casos, hemos tenido que volver a la escuela (de adultos) para aprender a “leer” con las nuevas tecnologías (informática) y poder entender y entendernos, no solamente con nuestros hijos, sino también con nuestros nietos, los cuales, cuando casi no aguantan un mando a distancia en la mano ya saben para que sirve.
A los padres/abuelos nos pasa ahora como a nuestros mayores de los años 50 y 60, que muchos eran analfabetos. Por eso, como la sociedad cada día pide más y más…Hemos vuelto a la ESCUELA DE ADULTOS!, donde la asignatura preferida es la INFORMÁTICA-OFIMÁTICA, y la que, nuestro profesor, nos ha inculcado y hecho ver la necesidad de implicarse para participar de estos adelantos.
Vuelvo al relato inicial para aclarar que, la persona que más de asombró entonces era padre de hijos mayores, pero hoy es un abuelo muy orgulloso de ver cómo sus nietos, formados ya en las nuevas tecnologías, llevan sus negocios: UNA GRAN EXPLOTACIÓN GANADERA, totalmente informatizada y de cómo utilizan las TIC para intercambiar experiencias con familiares que tienen en la República Argentina una actividad similar.
He de terminar mostrando mi gran satisfacción por los –poquitos- conocimientos que he ido adquiriendo e invito a todas las personas que se jubilen: que no se cierren nada, ya que siempre hay cosas para aprender.